Tuve que elegir entre el clavo ardiendo
o la temida caída al vacío.
Siempre me paralizó la acrofobia
y la posibilidad de vivir
tras el impacto es mínima.
Pero nunca se sabe;
mientras tanto, disfruto del paisaje.
Mientras duermes, una frente apoyada en el cristal del salón rumia barro. Han tiznado las estrellas con sarro, apenas yerra carne desalmada....
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