Le gusta cuando llueve
porque la tempestad
lo silencia por dentro
y puede oler el ombligo del mundo.
Al otro lado del ojo de buey,
un hombre descosido
juega a ser alguien uniendo las gotas.
Pero una deformidad de fondo
le impide suturarlas
para reconocerse.
Bienaventurados los amantes solitarios
porque solo ellos ocuparán
los camarotes individuales
del arca de Noé.