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sábado, 26 de noviembre de 2022

Aquello que ya no es piedra


Te esperaré en el río

sentado en nuestra piedra

salmodiando los himnos de los grillos.

Otros perros vendrán para invitarte

a retozar a la sombra del fresno.

Husmearán tu estela,

te buscarán pensando que te ocultas

y que juegas, travieso, al escondite.

Se acercarán de nuevo,

olisquearán mi mano interrogándome,

y, ante el extenso peso

del silencio y la ausencia,

te esperarán también

sentados en tu piedra.

Hay grietas en la tarde que se rompen.


lunes, 22 de noviembre de 2021

Autumn leaves


Antes que la hojarasca,
haces húmedas de luz
aventaban vuestra casa.
Herviremos leche recién ordeñada
y asaremos las castañas que traiga
tu abuela en el mandil
cuando llegue de casa de Xirome.
Serás feliz en la ciudad,
pero recuerda siempre
la muda mansedumbre del helecho;
no olvides cada musgo abrazado al río
ni la agotadora labranza.
Hay huella en todo aquello que nos impulsa.

Tantos años después,
tizones enterrados
regresan al camino
como uvas caídas que pican las gallinas.




Monarca

Morirá como cabeza de violín
tras su placenta viscosa,
se pudrirá aplastado
bajo dentelladas de algodoncillos.
¿Quién le va a enseñar a sembrar parterres?

****

Kilómetros, kilómetros;

somos racimos efímeros de alas

en plena mutación adormecida.

Anhelamos los colores

donde anide nuestra sed aposemática.

****

Mi patria ondea ahora

en los bosques de oyamel.

Y hasta aquí volé para morir.

****

Se equivocaban:

la tibieza del tiempo

solo puede apreciarla

quien ha renunciado

a ser larva o crisálida.




lunes, 9 de noviembre de 2020

Dafne

                                   «Vístete de color romántico
                                          y serás protagonista en mi película».
                                                                     mocedades

 

Los ojos de mi madre son haces de laureles

donde encuentra su luz la clorofila.

 

Algunas noches me cuenta la historia

de cierta dríade que se casó

con dieciocho años.

Ella se sentía sola en Madrid;

él apresaba musas con su lira.

 

Hay restos de raíces en sus labios;

por eso sus palabras

arrastran la ternura

de la tierra mojada.

 

Después llegaron los inviernos negros,

los hematomas, la desolladura;

los ciegos gritos que el infiel arquero

tapiaba con promesas como zarzas.

 

Mi madre canta nanas a las flores

nacidas de sus pechos.

Cuando se ducha alza los brazos, los estira,

y el agua templada, barriendo el lodo,

convierte cicatrices en nidos de cascadas.

 

Hasta que se cansó. 

Hasta que Dafne decidió escapar.

Aprovechando que Apolo dormía

su borrachera lejos,

            protegió los esquejes y las yemas                 

tras sus ramas secas, sanguinolentas.

            Sus piernas destruyeron la corteza.

            Y comenzó a correr.

 

Mi madre es una dríade

a punto de cumplir sesenta y ocho años.




sábado, 9 de noviembre de 2019

Eva

Escúchame, Señor: Adán ha muerto.
Si la divina providencia quiso
convertir en infierno el paraíso,
destierra a esta maldita del Edén,
arráncame del árbol de la vida.

Prefiero callejear por un mundo
que huele a madera santificada
y a pintura virgen. Me iré a vivir
al cráter de Darvaza
y me alimentaré 
de cardos, de arcilla negra, de espinos.

Y sé que cuando mis hijos me vean
abrazada a la serpiente, dirán:
«Ahí está Varona amamantando
perros, doliéndose de su semilla.
Se le han vuelto canosas las pupilas.
Ahí gime esa loca inhabitada, 
solemnemente sola».

A ti te invoco, sacrílega Lilith:
revélame el secreto
de la piedra domada.

Señor, yo lo ví con mis propios ojos.
Acaricié su cuerpo con mi pecho 
desnudo y repetí su nombre tantas
veces que lo deshice. 
Y te llamé, Señor.
Y te recé, Señor. 
Quise expiar pecados
que no me habían sido revelados.
Pero no respondiste a mis plegarias.
Debías de estar muy ocupado descansando
de una obra que jamás engendraste.
Me duele la costilla de pensarlo.
Así que le dejé
al viento de una tierra prometida
anegada en azufre.

Escúchame Señor: en tu conciencia
deposito mi humilde apostasía.
Desmantela el vergel
porque esta loca inhabitada 
rumiará su rabia lejos. 
Solemnemente sola.


                          (El primer beso, Salvador Viniegra y Lasso de la Vega, 1891)

La frente

Mientras duermes, una frente apoyada en el cristal del salón rumia barro. Han tiznado las estrellas con sarro, apenas yerra carne desalmada....