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miércoles, 26 de junio de 2024

La frente

Mientras duermes, una frente apoyada

en el cristal del salón rumia barro.

Han tiznado las estrellas con sarro,

apenas yerra carne desalmada.

 

Pienso, amor, en la cama inacabada,

en las hebras doradas con que amarro

el tiempo para evitar el desgarro

surgido de esta abulia silenciada.

 

Estallará la alarma en pocas horas

para sembrar más sal sobre la herida.

Entreveré desde el sofá tu ida

 

al ventanal, sabiendo que me ignoras.

Y buscarás respuestas con tu frente

apoyada en la marca de mi frente. 


domingo, 19 de junio de 2022

Índice

1. Los nervios de llegar antes de tiempo.
    1.1. ¿Quizás una cerveza?
    1.2. Intuyo tu dolor bajo la gruesa
           telaraña de piel treinteañera.
           La naturalidad con la que hablas
           en la primera cita.
           Jugué a ser raíz un par de veces.
    1.3. El beso.
2. Te permito que avientes las puertas de mi casa.
    2.1. Desoxidación de la cancela.
    2.2. Cómo desangelar un jardín.
    2.3. Apenas hay tejas para cobijarse.
3. Tras la guerra, luz enhebrada.
    3.1. Quedan restos de tierra en tus silencios.
    3.2. Acuéstate a mi lado.
           Mañana es la certeza
           de quien se sabe árbol.


Lucas

A Lucas le gusta que le acaricie el lomo
antes de echarse la siesta a mi lado.
Apoya sus patas
            en el brazo que tengo estirado
y me mira con la mansa ternura
de quien acuna por primera vez
a un recién nacido.
En este silencio cómplice, casi sagrado,
yo le observo también;
va cerrando los ojos poco a poco
hasta que el sueño me vence.
La idea platónica de refugio
debe de ser esto:
una trufa de hollín húmedo
sobre un brazo adormecido.




lunes, 28 de junio de 2021

Dos espíritus (We’wha)

Al nacer, Awonawilona* ungió mi cuna
con sus enormes plumas arcoíris,
aunque Yanauluha** no pudo amamantar
las almas de mis padres,
desecadas por enfermedades extranjeras.
 
Jamás quise ser guerrero,
tampoco quise ser madre;
                                   pero sí raíz y lluvia,
                                   pero sí serpiente y viento.

Amo a los hombres:

me visto y hablo como ellos;

amo a las mujeres:

me visto y hablo como ellas.

Bailo para que sus espíritus

alberguen la luz de los kachinas***,

porque los kachinas me susurran

desde el lago de los Muertos.

 

Madre Tierra, Padre Sol, Madre Luna, 

empapadme el cabello de libélulas,

rebosadme el corazón de semillas.

Soy We’wha, chamán y protectora

del pueblo zuñi.

                                   Príncipe y princesa,

                                   águila y antílope.

 


* Awonawilona, en la mitología del pueblo zuñi, es la deidad creadora del mundo. Carece de sexo definido.

** Yanauluha. Siguiendo con la mitología del pueblo zuñi, los primeros humanos que emergieron de la Madre Tierra se sentían confusos. Acudieron a Yanauluha, un hombre sabio que les enseñó el arte de la agricultura, el orden social, la domesticación de animales y, sobre todo, la medicina. Los padres de We’wha fallecieron por la viruela, enfermedad llevada por los colonos blancos.

*** Los kachinas son espíritus o personificaciones de cosas que existen en la vida real. Pueden representar ancestros, fenómenos de la naturaleza, acontecimientos históricos o conceptos.



Se denomina “dos espíritus” a aquellos individuos pertenecientes a los pueblos amerindios de América del Norte en cuyos cuerpos convivían el espíritu masculino y el espíritu femenino. Se les consideraba especiales porque se les veía como capaces de desafiar a la naturaleza; por eso ocupaban funciones importantes y de gran respeto como chamanes, guardianes de las tradiciones orales, profetisas o enfermeros.

Uno de esos individuos fue We’wha, un chamán dos espíritus de la tribu zuñi (pueblo indígena norteamericano que vive entre Nuevo México y Arizona) nacido en 1849. En un principio los zuñi eran aliados de Estados Unidos; de fuerte personalidad y como embajadora de su pueblo, We’wha llegó incluso a visitar en Washington al presidente Grover Cleveland en 1886, aunque posteriormente se enfrentaron porque los zuñi se resistían a la aculturación a la que estaban siendo sometidos. Falleció de un ataque al corazón en 1896 mientras participaba en las ceremonias realizadas por su pueblo durante el solsticio de invierno conocidas como Shalako. Al fallecer una persona tan destacada para los zuñi en unos de sus acontecimientos más importantes, se consideró como símbolo de desgracia. De hecho, su muerte sirvió para que Estados Unidos impusiese su autoridad sobre los zuñi de forma definitiva.




 

domingo, 14 de junio de 2020

Caronte en paro


Caronte no cobra desde hace meses
el subsidio para desempleados
de larga duración.

 

                        Gobierna en el Olimpo

                        una kakistocracia dipsómana y corrupta

                        que ha convertido el icor en purín.

                        Gajes de la endogamia y el incesto.

 

Y es que Caronte no tiene ni un alma

que llevarse a la barca.

Los hombres han rajado sus espejos.

Vagan casi invisibles como piedras de niebla.

Giran sobre sí mismos, se entrechocan,

balbucean canciones descuajadas.

 

El viejo los observa con curiosa extrañeza.

¿Han sido capaces de malgastar

los óbolos prostituyendo a Psique?

Son guiñapos zurcidos por una eternidad

donde nunca volverán a pulir 

el peso de sus nombres.

Una argamasa sin ojos que cruje.

 

                        Esta noche es compacta

                        la pútrida humedad del Aqueronte.

 

Desenreda de sus greñas el mechero

con el que Perséfone le obsequió

cuando Hades le hizo indefinido

y se enciende un cigarro.

En el mechero, brillante como una 

enorme garrapata, aún puede leerse

            Recuerdo del Leteo.

 

Ha pensado en buscar otro trabajo,

quizás taxidermista de animales 

sagrados o bordador de mortajas.

Unirse al club de plañideras griegas.

Pero su currículum se resume

en una eterna labor: psicopompo.

 

Caronte sueña con yates lujosos

y remeros de bronce; lanzarse al mar abierto,

rascarse el escozor de la sal en los ojos.

Pero ahora, cuando ve que los hombres

arrastran, derretidos y confusos,

el vacío impalpable del futuro,

tampoco se conmueve: 

el alma es su sustento y por su culpa

podría Orfeo robar sus costillas

y usarlas como lira.

Porque el dracma es el dracma

y la cornucopia boquea hueca.

            

                        Estamos otra vez a fin de mes.

                        Caronte sigue en paro.


                                              Caronte conversa con un eídōlon (Oxford, Ashmolean Museum).

sábado, 29 de junio de 2019

Pesadilla del domingo al lunes

Sueño que me rebano 
                                      las muñecas
con una hoz y no puedo escribir
más poemas. Recito 
gritando y de memoria, 
pero tú,
              —los demás sí—
                                         pero tú,
joder, precisamente tú,
                                         no escuchas.

Bienaventuranza

Le gusta cuando llueve
                 porque la tempestad
                 lo silencia por dentro
y puede oler el ombligo del mundo.
                                                               
Al otro lado del ojo de buey,
                 un hombre descosido                
juega a ser alguien uniendo las gotas.

Pero una deformidad de fondo
                 le impide suturarlas
                 para reconocerse.
                                                          
                Bienaventurados los amantes solitarios
                porque solo ellos ocuparán
                los camarotes individuales
                                                            del arca de Noé.

La frente

Mientras duermes, una frente apoyada en el cristal del salón rumia barro. Han tiznado las estrellas con sarro, apenas yerra carne desalmada....