Hay algo noble en la gota de sangre
que se estrella contra el suelo
cansada de su solitaria herrumbre.
Hay una belleza mórbida
en el vértigo y la pérdida,
en la caída al vacío,
en recitar
Ven, el amor late bajo las ruinas
y sobre el terremoto
aunque tú no lo escuches
aunque tú no lo escuches.
Escribir es anticiparse al grito,
abrir los puños, esperar el golpe.
Y seguir acariciando
el filo
ensangrentado
de los cristales rotos
pese a todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario