Un hombre solo es hombre cuando ama.
Mientras tanto, socava tempestades,
despluma silencios y se derrama
por el opio negro de las ciudades.
Y al buscarse el metálico holograma
en el espejo, vislumbra verdades
—mitad orangután, mitad escama—
que viven deformando realidades.
Pero en el ángulo exacto de un beso,
tras el tibio tacto de los abrazos,
la cáscara se rompe en mil pedazos,
la piedra se transforma en carne y hueso.
Un hombre solo es hombre cuando enrama
en otro cuerpo su fragilidades.
No entiendo mucho de poemas y precisamente por eso valoro y admiro tu trabajo. Fácil compresión y de una sensibilidad extrema.
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