No volveremos a ser los mismos,
pero te miro y el mundo sigue ahí,
venciendo al parpadeo del filósofo
como un durazno joven besado por el sol.
Qué nos queda sino la confianza
en el diente de león y no en la esquirla,
en la violenta belleza del latido
y no en el soterramiento de labios;
qué añoramos sino el camino verde…
Sí, estos huesos rotos nos pertenecen,
heñimos todavía la tierra y la nieve,
pero te miro y la vida sigue ahí,
ávida, íntegra en su fragilidad
a pesar del diluvio.
pero te miro y el mundo sigue ahí,
venciendo al parpadeo del filósofo
como un durazno joven besado por el sol.
Qué nos queda sino la confianza
en el diente de león y no en la esquirla,
en la violenta belleza del latido
y no en el soterramiento de labios;
qué añoramos sino el camino verde…
Sí, estos huesos rotos nos pertenecen,
heñimos todavía la tierra y la nieve,
pero te miro y la vida sigue ahí,
ávida, íntegra en su fragilidad
a pesar del diluvio.
@hpoeticus
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