domingo, 15 de marzo de 2020

La distancia a Sirio

Olvidaremos el tacto entregado
a la caricia tibia,
olvidaré abrazarte.
Se borrará de nuestra memoria colectiva
la forma de los labios cuando van a besar,
el dulce olor en la piel del recién nacido.

Camas de noventa, sofás unipersonales.

Desaparecerá la mano que recoja
nuestras lágrimas como pétalos transparentes;
pobre hombro arrancado
de su ancestral función alentadora.
Mediremos el saludo en yottámetros.

Muslos hambrientos, ojos despoblados.

Nuestros muertos se irán,
y se nos negará la despedida.

Pero no ganarán:
plantaremos en todos los suburbios
trincheras clandestinas, sociedades masónicas;
narraremos leyendas de hombres y mujeres 
que, tiempo atrás, buscaban
el cosquilleo y la piel erizada.

Y cerraré los ojos,
y volaré hasta Sirio.
Presentiré unos labios,
el aleteo de un pecho en mi espalda.
Y, amor, allí recordaré tu abrazo, 
y la felicidad me abarcará
como una mariposa
pasajera seducida por la luz.


La frente

Mientras duermes, una frente apoyada en el cristal del salón rumia barro. Han tiznado las estrellas con sarro, apenas yerra carne desalmada....