El aullido del lobo
y el cordero que bala.
Abril tiene aún escarcha en los pechos,
abril es una cueva de flores empapadas.
Si arañas el cristal, dibujarás imperios
con sus brunas banderas.
Pero hay faros que iluminan naufragios.
Quizás al susurrarte
toda
corteza busca
acariciar la madera desnuda
decidas entreabrir la ventana buscando
el frío bajo cicatrices negras.
Y acaso también cantes
toda madera encuentra
el pan en cada astilla.
Entonces, solo entonces, abril se fundiría
en una formidable pavesa plateada.
Y en el beso cabría
oleajes
de incendios.
Y el balido del lobo
y
el cordero que aúlla.