domingo, 22 de enero de 2023

Tanta vida

 

Me arrastré para amarte simplemente

porque yo,

escúchame, 

porque yo

arrancaba mi piel todas las noches

queriendo ser un hombre que no era.

Devoré tus promesas:

quise entibiar tu cama,

llegar a casa, cansado, ya sabes,

igual de roto de lo que llegabas tú,

y abrazarnos con ansia

hasta que alguno de los dos contara

una anécdota absurda

con la que reírnos a carcajadas.

Tardé en reconocer 

tu papel como aspersor de futuros

ante otros hierbajos

y seguí reptando sencillamente

porque yo,

escúchame, 

porque yo

quise amar en ti lo que en mí no amaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hijas de la abundancia

  En los cotiledones nace el tiempo, pero el tiempo es granizo que no cesa.  Eso ya no importa mucho  ahora que la hoja, desmembrada, cae ha...