domingo, 16 de mayo de 2021

Keukenhof

Yacían tantos peces muertos en las aceras,
tanta fruta podrida,
tantas ubres hambrientas,
que tropezábamos continuamente
con ojos secos como espejos rotos.
Porque sabed que en manos de los dioses
solo somos cordones
umbilicales atados a brújulas.

Ostara, sin embargo, custodiaba
simientes en las quillas de su falda.
Y al estallar la lluvia,
plantó wisterias sobre nuestros tocones, lirios,
tulipanes, narcisos, agapantos.
Porque sabed que la escarcha siempre esconde
una promesa tibia,
la leche primigenia sobre la que se erige
mayo en su duermevela.



Los nueve moáis de Ahu Akivi

Cuando la luz avance, somnolienta
ya, por la ladera, como una bruma
de polillas doradas
o la cola de un vestido de novia
que huye hacia el interior de la isla,

mientras la sombra la persigue y va
lamiendo nuestros pies, nuestras rodillas;
las caderas, los hombros,
hasta que el trigo austral
araña su último sacrificio,

comprenderé en tu rostro
la belleza sagrada
de lo que se resiste a ser nombrado.




domingo, 2 de mayo de 2021

Un hijo o La corteza y su raíz

No soy yo: es mi niño 
                        interior el que salta
como una llamarada imprevisible
cuando escucha las llaves en la puerta
y corre para abrazarte con fuerza
sin permitir que lleves
las bolsas de la compra a la cocina,
y mis labios quieren desescombrar
tus mejillas del frío de febrero.
 
No soy yo: es el perro
faldero que se posa en tu regazo
mientras ves Pasapalabra sentada 
en tu lugar favorito del sofá.
 
Es el hombre que agarra 
                        suavemente 
tus cuarteadas manos de amazona
y las acaricia para ahuyentar
el hollín con que a veces
la rutina te ensancha las ojeras.
 
No soy yo, mamá: es un pedacito 
                        de ti
                        arrancado de su raíz.

Hijas de la abundancia

  En los cotiledones nace el tiempo, pero el tiempo es granizo que no cesa.  Eso ya no importa mucho  ahora que la hoja, desmembrada, cae ha...