No soy yo: es mi niño
interior el que salta
como una llamarada imprevisible
cuando escucha las llaves en la puerta
y corre para abrazarte con fuerza
sin permitir que lleves
las bolsas de la compra a la cocina,
y mis labios quieren desescombrar
tus mejillas del frío de febrero.
No soy yo: es el perro
faldero que se posa en tu regazo
mientras ves Pasapalabra sentada
en tu lugar favorito del sofá.
Es el hombre que agarra
suavemente
tus cuarteadas manos de amazona
y las acaricia para ahuyentar
el hollín con que a veces
la rutina te ensancha las ojeras.
No soy yo, mamá: es un pedacito
de ti
arrancado de su raíz.
interior el que salta
como una llamarada imprevisible
cuando escucha las llaves en la puerta
y corre para abrazarte con fuerza
sin permitir que lleves
las bolsas de la compra a la cocina,
y mis labios quieren desescombrar
tus mejillas del frío de febrero.
No soy yo: es el perro
faldero que se posa en tu regazo
mientras ves Pasapalabra sentada
en tu lugar favorito del sofá.
Es el hombre que agarra
suavemente
tus cuarteadas manos de amazona
y las acaricia para ahuyentar
el hollín con que a veces
la rutina te ensancha las ojeras.
No soy yo, mamá: es un pedacito
de ti
arrancado de su raíz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario