Cuando la luz avance, somnolienta
ya, por la ladera, como una bruma
de polillas doradas
o la cola de un vestido de novia
que huye hacia el interior de la isla,
mientras la sombra la persigue y va
lamiendo nuestros pies, nuestras rodillas;
las caderas, los hombros,
hasta que el trigo austral
araña su último sacrificio,
comprenderé en tu rostro
la belleza sagrada
de lo que se resiste a ser nombrado.
domingo, 16 de mayo de 2021
Los nueve moáis de Ahu Akivi
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