Mientras duermes, una frente apoyada
en el cristal del salón rumia barro.
Han tiznado las estrellas con sarro,
apenas yerra carne desalmada.
Pienso, amor, en la cama inacabada,
en las hebras doradas con que amarro
el tiempo para evitar el desgarro
surgido de esta abulia silenciada.
Estallará la alarma en pocas horas
para sembrar más sal sobre la herida.
Entreveré desde el sofá tu ida
al ventanal, sabiendo que me ignoras.
Y buscarás respuestas con tu frente
apoyada en la marca de mi frente.